martes, 26 de febrero de 2019

EL SEXISMO EN CARNAVALES

Estando tan próxima la celebración de Los Carnavales, he decidido hablar para esta entrada semanal sobre el sexismo que se ve este vente. Como todos sabemos el carnaval combina elementos tales como disfraces, grupos que cantan para la diversión de los demás, desfiles de disfraces y mucha fiesta en las calles. Pero, muy poca gente se detiene a analizar a fondo los disfraces y las consecuencias en la actualidad de los mismos. 

Debemos ser conscientes de lo mucho que con los disfraces de carnavales estamos perpetuando roles de género y que ya deberíamos ir superando. Ya desde edades muy tempranas se ve este problema, pues para los niñ@s más pequeños suelen ser de hermosas y delicadas hadas o princesas en el caso de las niñas, y de poderosos superhéroes o valientes caballeros en el caso de los niños. La imagen que esto nos transmite es que las niñas son débiles y delicadas y tienen que ser salvadas por los niños, que son fuertes y valientes. Estos son los roles que los más pequeños asumen en su infancia y que posiblemente perpetuarán siendo adultos. Si también observamos y analizamos detenidamente los disfraces de oficios podemos ver un alto contenido sexista, y lo peor de todo es que no solo lo vemos en las personas ya adultas, sino que también en los disfraces de niñas más adolescentes aparece un componente sexy.

¿Habéis visto alguna policía con uniforme de minifalda y medias de rejilla? ¿Y alguna enfermera en un hospital que no esté vertida con un pijama verde y unas deportivas? ¿No verdad? ¿Y por qué en los disfraces de carnaval si van así? La hipersexualización en los disfraces femeninos existe, y es algo que debe desaparecer, tanto en los disfraces de niñ@s como en el de los adultos. Disfrazarse es parte, como cualquier otro juego, de un proceso de socialización y aprendizaje de los niñ@s, además de ser una colebración donde tod@s podemos salir a la calle a divertirnos sin prejuicios. Está claro que todos somos libres de elegir de lo que queremos disfrazarnos, pero lo que no está bien es que la sociedad imponga esas pautas.

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